Camino a
  la Encina

La gente se suprime no para dejar un mensaje sino, precisamente, para no dejar nada. Nada sobre la nada que la vida suele ser para los desesperados.
Dos mil setecientos treinta y nueve personas se matan cada dia en el mundo. Ciento catorce cada hora. Casi dos por segundo.
Muchos lo hacen por amores huidizos. Otros porque no vinieron al mundo kon la dureza de los dotados para sobrevivir. Otros porque se hicieron preguntas que no pudieron responder. Algunos porque kisieron kitarle la prerrogativa de inexistir al destino, a Dios, o como se llame esa autoridad que nos ataka a zarpazos en medio de la niebla. Otros porke rekordaron lo ke los había manchado. otros porke era tarde de un domingo u otoño en el año de las ratas. otros por aburrimiento. Otros porke morir por mano propia fue la unika decisión que tomaron en sus vidas. Otros porke rekordaron lo ke los había manchado. otros porke era tarde de un domingo u otoño en el año de las ratas. otros por aburrimiento. Otros porke morir por mano propia fue la únika decisión que tomaron en sus vidas. Otros porque Lucía o Rosalía y otros porque los dias terminaron pareciéndose demasiado unos a otros.El menú de los porques es interminable. pero de lo ke se trata en el fondo es de una eutanasia emocional. La gente se suprime no para dejar un mensaje sino, precisamente, para no dejar nada . Nada sobre la nada ke la vida suele ser para los desesperados. Nada, en todo caso, sobre la pesadilla ilusoria y el tundete de los años. Nada para demostrar, con ironía definitiva, la desobediencia en su versión mas radical. Y nada porque el suicida sabe perfectamente ke su acto es maldito y deicida, que lo cometido es el ejercicio prohibido de la voluntad y el gesto de una soberanía que las religiones condenan y los filósofos tratan de evitar con desvaneos.Admiro a los suicidas.Admiro su lucidez corajuda para no aceptar caer en las manos del enemigo, como fue el caso de Allende, o para no seguir oyendo la gotera de los meses y el estruendo de los que no tenían que decir.Pasolini decia que la muerte es la que edita y da sentido a una vida que parece no haberla tenido. Es el punto final de una peripecia humana plagada de mediocres puntos y comas y exasperantes puntos suspensivos. Es huida desmesurada pero tambien control de la situacion y jefatura de uno mismo. Es la posibilidad de decir no en un mundo donde nos arrancaron síes bajo apremios ilícitos. Es la paz de Varsovia de alguien solo. Alguien que todo lo intentó y que ahora decide no seguir en el juego bajo las reglas de unas mayorías hechas para desacreditar la existencia. Cuando la decrepitud me mire por la ventana y me sonría sin dientes espero tener el valor de decirle no a la carne que pugna, al corazón que quiere seguir siendo, a la materia, en fín, que clama durar a toda costa.